Salí, la acción de cerrar la puerta fue la
última consciente, después me fui, marché a un lugar remoto. El trayecto nunca lo transité, la cantidad de
kilómetros, semáforos, autos y bocinas insultantes me es y me fue irrelevante.
Desconozco cómo y dónde parquee. En trance, impulsado por un sentido de
ubicación autónomo logré llegar a la calle larga 7-37. La sombra de un muerto
caminaba mientras yo me movía
entre las últimas dos palabras que me dijiste. Entre rostros, calles y
palabras incomprensibles avancé, llegué a mi destino, pero el trayecto nunca lo transité, lo
único que hice fue no encontrarte.
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